Raúl Castro, el secretario general del partido Comunista de Cuba, inició la reforma de la Constitución de Cuba el 21 de julio de 2018. El 15 de noviembre, después de tres meses de debates populares con 7.4 millones de participantes, el texto fue remitido a la Asamblea Nacional donde se discutirá por los diputados.
Con esa reforma, se abre la puerta a la propiedad privada y al matrimonio homosexual, una revolución para Cuba, donde personas homosaxuales eran acosadas o peor, enviadas en campos de “reeducación” y donde, según una Constitución comunista, solo existía la propiedad estatal.
El texto será sometido a un referéndum en febrero de 2019. Según registros, une parte de la población y la Iglesia rechazarán el proyecto solo porque no están de acuerdo con la legalización de “la unión entre dos personas”, según las palabras del proyecto de constitución. He aquí, un nuevo ejemplo de la homofobia estatal en el mundo.